Al abordar el estudio de la escritura infantil, conviene tener muy presente el hecho de que el niño es, por definición, una persona en evolución constante. Esto quiere decir que, mientras que en la escritura del adulto encontramos rasgos relativamente estables, en la escritura del niño se expresan una serie de tendencias nacientes, algunas congénitas, que pueden evolucionar de modo diferente según las circunstancias ambientales. Por tanto, la Grafología Infantil debe ser entendida como el análisis de la evolución de la personalidad en sus múltiples facetas.

 

  Leer el artículo completo, publicado en Gramma nº 72, de la Asociación Grafopsicológica de España 

 


 

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