¿Cuántas veces nos hemos sentido perplejos, ignorantes e impotentes al leer un informe referido a nuestra propia persona? ¿Quién no ha experimentado la sensación de incertidumbre que nos invade cuando tenemos que esperar varios días para descifrar los resultados de unas pruebas médicas que –imaginamos- confirmarán nuestros peores temores o, por el contrario, nos tranquilizarán sobre nuestro estado de salud?

 

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